El cable submarino de fibra óptica antiespionaje que el Gobierno de Brasil acordó con la unión Europea recorrerá todo el océano Atlántico, desde Lisboa (capital de Portugal) a Fortaleza (noreste brasileño) pasando por Canarias y su propósito esencial será garantizar una mayor seguridad en la transmisión de datos, evitando el espionaje estadounidense.
Esta infraestructura, que lleva años gestándose, llevó a la por entonces presidente brasileña, Dilma Rousseff, a reunirse en Bruselas con los titulares de la Comisión Europea, con quienes coincidió en la necesidad de blindar el tráfico de Internet de la vigilancia norteamericana.
«Debemos respetar la privacidad, los derechos humanos y la soberanía de las naciones. No queremos que se espíe a las empresas», enfatizó Rousseff en una rueda de prensa conjunta.
Igualmente, afirmó que “Internet es una de las mejores cosas que el hombre ha inventado. Así que coincidimos en la necesidad de una garantía de neutralidad de la Red, un área democrática donde podamos proteger la libertad de expresión», dijo.
De esta manera, el cable submarino que pasará por Canarias permitiría reducir la dependencia en las conexiones con Estados Unidos, después del escándalo por el espionaje de Washington a Brasilia y a algunos líderes europeos.
El proyecto costará 185 millones de dólares y estará a cargo de una empresa conjunta integrada por la estatal de telecomunicación brasileña Telebras y la española IslaLink Submarine Cables.
Actualmente, Brasil depende de cables submarinos estadounidenses para casi todas sus comunicaciones con Europa. La única conexión directa es vieja y sólo es usada para comunicaciones de voz.
En 2013, las filtraciones del exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por su sigla en inglés), Edward Snowden, revelaron que Brasil y una serie de países europeos han sido espiados por Washington.
Por su parte, la Unión Europea ha pedido al Ejecutivo estadounidense que ofrezca mayores garantías de protección de datos de los ciudadanos europeos.