La Unión Europea se ve obligada por las presiones de la industria pesquera francesa y española, que se explote este océano hasta límites insoportables para este amplio conjunto de ecosistemas marinos y millones de personas que dependen del pescado como única fuente de proteína.
En una investigación realizada por Greenpeace de tres semanas al norte del Índico en febrero de 2021, uno de sus barcos llamado Arctic Sunrise ha documentado la pesquería iraní con redes de deriva. Greenpeace ha sido testigo del uso de estas redes de enmalle, con siete barcos que crearon dos paredes de redes de más de 33 kilómetros de largo. El equivalente a 2.357 autobuses, uno detrás de otro.
Las gigantescas redes de deriva que están inundando nuestros océanos, son descritas como “paredes de la muerte” y prohibidas por las Naciones Unidas desde hace 30 años, pero continúan utilizándose sin que nadie haga nada ampliamente en el Índico. El impacto es tal que las poblaciones de tiburones en el océano Índico han disminuido drásticamente en casi un 85% en los últimos 50 años.
En la actualidad hay más de 100 barcos, la mayoría chinos, pescando calamar sin ninguna regulación. Las pesquerías de calamar se han expandido rápidamente en los últimos años, dominada por barcos chinos, con un aumento del 830% en el número de embarcaciones en solo cinco años, de 30 embarcaciones en 2015 a 279 a finales de 2019.