Los investigadores que buscan pistas sobre la desaparición de Anna y Olivia a bordo del buque oceanográfico ‘Ángeles Alvariño’ detectaron ayer «algo extraño» en el fondo marino frente a la costa de Hoya Fría tras realizar barridos del fondo marino al sudeste de Santa Cruz de Tenerife.
El buque, operado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO), cuenta con un equipo de investigadores de 25 personas y mantiene su búsqueda las 24 horas de cada día.
El elemento localizado ayer lleva a la utilización del robot submarino Liropus 2000, un submarino no tripulado (ROV.- Remote Operated Vehicle) . Realiza tareas de observación y recogida de muestras y datos en una profundidad de hasta 2.000 metros, aunque el sistema tenga realmente capacidad para trabajar hasta a 3.000 metros de profundidad. Hay 22 unidades de este tipo operando en todo el mundo, cuenta con seis motores y combina su gran potencia con una gran capacidad de carga que le permite llevar, además de seis tipos de cámaras, instrumentos de medición y toma de muestras.
Este robot fue adquirido por el Instituto de Oceanografía hace diez años y costó cerca de 1,5 millones de euros En los últimos años se ha utilizado en varias expediciones de científicos.