Sobre las siete de la tarde de este lunes se reactivó el volcán que lleva vertiendo lava y cenizas desde el pasado domingo. Después de unas horas en calma total, sin provocar tremor ni emitir nada, por la tarde empezó a soltar fumarolas blancas y negras y unas horas más tarde ya había recuperado la fisonomía de días anteriores mostrando un gran penacho de fuego y una nueva colada por la que discurre lava muy fluida.
Ya lo había adelantado en su informe el comité científico que hace el seguimiento de este fenómeno volcánico. Tal y como señalaron, se produjeron algunos pulsos de actividad freatomagmática que se manifestaron con columnas de vapor de agua (de color más blanquecino).
Este equipo de técnicos indicaba que el proceso eruptivo sigue mostrando y puede mostrar, episodios de incremento y disminución de la actividad. «Aunque las explosiones estrombolianas hayan cesado en las últimas horas, es posible que puedan volver a producirse de manera repentina en forma de pulsos», y así está ocurriendo en estos momentos.
El primer cese de la actividad del volcán se observó esta mañana a las 04:10, recomenzando a las 04:30. Este proceso se ha reproducido en las últimas horas en varias ocasiones y se estima que el volumen de material emitido total (cono y coladas) es de 46.3 millones de metros cúbicos en una semana, más del que vertió el Teneguía en 24 días.
Según el Comité Científico, los cambios observados pueden estar relacionados con el cierre del conducto y la baja disponibilidad de gas y menor aporte de material magmático al sistema.
Otra de las novedades del día se produjo entre las 05.00 y 07.30 horas de esta madrugada cuando se registró un enjambre sísmico, con localizaciones, principalmente, cercano a la sismicidad de los primeros días, a una profundidad sobre los 10 km.
Los especialistas advierten además de que «ante los grandes espesores de colada de lava observados en algunos puntos, se pueden producir colapsos de su frente que, en zonas de mayor pendiente, pueden conllevar la formación de grandes fragmentos de colada, que pueden desprenderse del frente de la colada y que de forma repentina, podría alcanzar distancias de varios metros desde el frente de colada, dependiendo de la topografía. También en zonas de gran pendiente, se puede producir pequeños flujos piroclásticos«, indican.